NIEVES DEL CORAZÓN

 

Hola Nieves, soy Raúl, no espero que me recuerdes pues pasaron muchos años, pero yo si me acuerdo perfectamente de vos, en la facultad cuando ingresamos allá por 1972. ¿Cuánto tiempo no?

Hoy por la mañana sentí la necesidad de escribirte esta carta, como un deber que no podía demorarse. Me enteré que ya no estás con nosotros y si bien estoy muy triste, se que dónde te encuentres,…, allí voy a estar. Debe ser el mejor lugar porque Dios siempre llama temprano a los mejores, dulces, simpáticas y divinas como vos, y no creo que durante el tiempo que nos distanciamos hayas cambiado, por el contrario, fortaleció tu calidad humana.

Quizás en ese lugar podamos recrear ese ambiente maravilloso donde nos conocimos, lleno de esperanzas, de ilusiones y donde las penas tenían solución, éramos jóvenes y nada era imposible. Tal vez podamos caminar nuevamente y tomar un café como hace tiempo, en fin, allí lo resolvemos, pero sí estoy seguro que reiremos.

Quiero que sepas que formaste parte hermosa de mi juventud y por ello ocupas un sitial de preferencia en mi corazón y en mi memoria.

No te diré adiós sino hasta siempre porque a las bellas personas como tú, no se las despide sino se les abraza y se les brinda siempre una bienvenida.

Querida e inolvidable Nieves, mil besos te envío, RAÚL

En el Paseo del Bosque Platense, Marzo 6 de Verano del año del Señor de 2012.

 

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