Golpe de estado en Honduras

 

 

Por Raúl Marcelo Cheves para Editorial Seis Hermanas

 

 

 

Lo único que conozco de Manuel Zelaya es que es el Presidente elegido y constitucional de la República de Honduras. Si es malo, bueno, honesto o deshonesto lo desconozco. Quienes deberán juzgarlo en primera instancia serán los mismos hondureños al momento de emitir su voto.
Lo cierto es que en Honduras se puso en marcha y hasta el presente con muy buen resultado un nuevo procedimiento de golpe de Estado, pues el tradicional e histórico hubiera tenido una respuesta no deseada. Este proceso, evidentemente, contaba con dos fases estratégicas: el derrocamiento propiamente dicho y la respuesta internacional, claro está que las dos fases en beneficio del golpe y de los golpistas. El derrocamiento fue sin lugar a dudas novedoso, el problema fue su mala ejecución pues comenzó de la misma forma que los tradicionales golpes, en este caso se llegaron a la casa presidencial de noche, arrestaron al presidente y lo despidieron en un avión hacia Costa Rica. Pero la demencia de los primeros momentos de corte netamente militar, se continuó con notable aunque ingenuo raciocinio político-intelectual, pues aparecieron pronunciamiento de los Poderes Judicial y Legislativo de Honduras, dando cuenta de que el proceso iniciado respondía a la voluntad de tales poderes, resguardando la legalidad en el caso del primero y la voluntad del pueblo en el segundo. Muy interesante, pues el sufragio popular queda de esta manera subordinado en determinado tiempo y forma a la voluntad de los poderes de un Estado que el mismo pueblo creara: peligroso, muy peligroso. En segundo término, la respuesta internacional, que seguramente como estaba planeado por los golpistas, respondió con una generalizada protesta, pero no fue más allá de resoluciones de condena que derivaron en beneficio de los golpistas logrando una demora de ya casi cuatro meses, determinando una actualidad donde el presidente Zelaya cuenta con un solo aliado en términos concretos y operativos: Brasil.
Que fácil resultó para EEUU como para la ONU y la OEA esgrimir cuestiones de prudencia en pro de la paz e instalar el tema de las "dos partes", del "adelanto de elecciones", de la "transición" y de la "reconciliación nacional", algo que seguramente, sino antes pactado, los golpistas sabían que eran los pilares fundamentales para que pase el tiempo y las cosas puedan acomodarse de la mejor manera posible.

Es una nueva manera de golpe de Estado, insultante, ingenua y evidente, pero con resultados hasta ahora positivos y brinda una muy buena forma para todo grupo nacional que no esté conforme con la voluntad popular y considere que no logrará mayoría en las elecciones.
Es bueno como un grupo, sea representativo de la cantidad de personas que sea, pueda no estar conforme con los resultados y ubicarse por encima del sufragio popular y convertirse en una buena opción para los desconformes perdedores.
Lo cierto es que el golpe de Estado está consolidado a tal punto que en breve se celebraran las programadas elecciones de finales del presente mes y EEUU ya emitió un comunicado de apoyo a sus resultados. Estamos ante una nueva versión, bastante depurada pero igualmente grosera de aquella política imperial para las tristemente denominadas democracias controladas de los años ´80. Ahora bien, la OEA, la ONU con misión y funciones fundamentales en Política Internacional, ¿No se dieron cuenta? Esto importará un replanteo de nuestras bases jurídicas internas sobre protección de la constitución como de nuestras relaciones internacionales, habida cuenta del alto grado de peligrosidad que renueva los EEUU para con América Latina.

La Plata, 17 noviembre de 2009.

 

Publicado en: diario El Día de la ciudad de La Plata (17nov09); www.voselsoberano.com (17nov09); www.tiemposinciertos.es (18nov09); www.hondurasenresistencia.com.

 

Agregados a la editorial del 17 del corriente: "Golpe de Estado en Honduras".

1. Seguramente, en estos momentos, mucho antes del inicio de los comicios, los golpistas hondureños ya estarán festejando su triunfo. Efectivamente, es lo que buscaron siempre de la mano del Imperio Yanqui y la mirada adulante de la OEA y la ONU. El golpe está consolidado antes de los resultados de la votación y aún de la votación misma. No importaran cuantos concurran a votar y como se vote, lo cierto es que se celebran elecciones de la mano golpista que esta manejando el aparato del Estado desde hace cinco meses. Sean los que fueren sus observadores internacionales, llevarán a cabo su misión en un escenario decorado por un gobierno de facto. Es sin duda una nueva forma de manipular la voluntad popular latinoamericana cuando esa voluntad no satisfaga las expectativas de los dueños del planeta.

La Plata, 28 de noviembre de 2009.

2. Sea cual fuere el candidato, sea quien fuere el ganador, el Golpe de Estado habrá triunfado y el pueblo hondureño perdido, porque son elecciones para legalizarlo. Estas elecciones forman parte de un gran problema para Honduras y de ninguna manera su solución. A partir de ahora, se inicia una nueva etapa en la historia política que marcara a Honduras en el futuro y a toda Latinoamérica. Sin lugar a dudas EEUU espera ansiosamente declarar que fueron elecciones libres y transparentes, con las condiciones necesarias para restaurar el orden democrático, puesto que a esta altura de los acontecimientos es indisimulable su intervención previa y permanente apoyo. 

La Plata, 29 de noviembre de 2009.

3. A seis meses del golpe, podemos comprender perfectamente como pudieron resistir los golpistas la "supuesta" presión internacional. ¿Quizás un país socio, un país amo o un país hermano mayor, respaldando su proceder? primero desde la clandestinidad y luego asomándose lo necesario. Tal vez observando en la actualidad, qué país poderoso se apresuró a respaldar las elecciones y resultados golpistas del 28 de noviembre. Quizás un país que ahora tiene a su presidente como premio novel de la paz -Dios no nos libró de eso-. En suma, esto no pudo haber ocurrido sin el nuevo EEUU de la mano de Obama, actualizando y reeditando su política intervencionista para con nosotros.

La Plata, diciembre 28 de 2009.

 

 

 

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